Y amaré el ruido del viento en el trigo…

martes, 8 de febrero de 2011 21:13 Publicado por Jesús Díaz 1 comentarios

¿Alguna vez han abierto los ojos y en tan sólo segundos han derramado lágrimas?, ¿de tristeza, dolor, angustia, miedo… estrés? Pues yo sí. Hace no mucho, de hecho, cuando mi vida se tornó en pesadez.

Quienes me conocieron en mi ex trabajo de Reforma, saben que di mucho para no dejarme caer, que intenté siempre estar a la altura de las circunstancias y que, eventualmente, aprendí mucho de esa experiencia; pero que en el proceso me perdí, me olvidé de mí, de mi salud y, lo peor, de sonreír a un nuevo día.

El destino quiso que ese ciclo se acabara como empezó, y que yo renaciera. Entonces, curiosamente, muchos de mis compañeros –que eran mi familia en ese momento-, tomaron la decisión que yo tomé. Hoy ese grupo de amigos que sudábamos el trabajo en Reforma está desintegrado.

Lo primero que hice fue planear el paso que vendría, no sabía si iba a ser bueno o no, pero me emocionaba la idea de reencontrarme conmigo mismo y de conocer nuevas personas. Todo era incertidumbre hasta que tuve frente a mí una gran respuesta.

Esa respuesta fue una oportunidad de trabajo justo cuando menos lo necesitaba: Tenía algo de dinero de mi anterior empleo y lo que menos deseaba era repetir un error similar; pero la idea me pareció atractiva por un hecho: Podría hacer lo que me gusta en un ambiente más tranquilo y, sobre todo, con tiempo para reencontrarme.

Aún así, cuando tomé la oferta, nunca imaginé lo que vendría. El quinto piso de Notmusa me recibió una mañana con personas que hoy no trabajan ahí, una chica diseñadora llamada Paulette (justo cuando las noticias hablaban de la desaparición de una chica con el mismo nombre), y una compañera llamada Nancy. Recuerdo que la primera derramó el café en su escritorio, y mientras lo limpiaban, pensaba en lo que significaría esta etapa en mi vida. En la segunda chica, encontré a una de las personas más afines a mí, al final de cuentas, somos de la misma edad. Pero también, otras cosas: sonrisas, bromas, un mood más relax dentro de un trabajo, lo que contrastaba radicalmente con lo que acababa de vivir (padecer de hecho).

La primera junta, en la que Angie, mi nueva editora, me presentó a mis compañeros, fue muy curiosa. Recuerdo que Nancy y Eric (ambos ex reporteros que estrenaban un nuevo puesto), dieron un informe de las entrevistas que habían hecho (“pendientes” que tenían), y mi nueva jefa dijo: “Esas ya no entran, bórrenlas”. Estoy seguro que nadie me vio, pero abrí los ojos como tecolote. Eso no estaba permitido en Reforma, ahí todo entra, sirve y ex perfectible.

No sé si di todo lo que tenía, pero disfruté mucho el poder desarrollar mi creatividad y proponer nuevas ideas, que emergían de una etapa muy intensa en la que no podía dejar cabos sueltos: aquí, en un lugar más relajado, todos esos conocimientos (aprendidos desde mi sufrimiento) eran para beneficio de mi nueva empresa.

Pero no fue lo único, sino lo primero. Conocí nuevas personas, chicas reales con quien platicar de cualquier tema, con quien divertirse, dejarse ir. Y por un momento, increíble e incrédulamente, llegué a pensar que mi pasado inmediato había sido sólo una pesadilla. Las risas y, por qué no, la beldad de la feminidad me hizo olvidar cualquier trago amargo.

Y me levanté. Volví a sonreír y a ser yo. Mientras llegaba a mi lugar y veía en mi monitor un post con una leyenda divertida como: “Vas a morir, Atte: Anónimo”, o: “Bachos Panqueso”. Pensaba que era un mundo tan ingenuo, tan distinto. Sí, sonreí.

De Nancy aprendí que los valores no están peleados con la diversión, sino al contrario. Y que la lealtad es algo que pocos ostentan, ella no sólo es leal, sino un ser humano brillante y valioso. De Angie, que se puede ser jefe y niño a la vez, que la vida está llena de sonrisas sin importar tu posición y esa es una de las lecciones más grandes de humildad que he recibido. De Maggie, que hay personas que pueden apasionarse en todo momento, de todo y por todo, que pueden navegar entre la osadía y la delicadeza en lo que es profundo. Es una chica profunda, que igual se rie de algo superfluo y llora de algo profundo, sí, quizá no lo sepa, pero fue la que más lloró, pero esas tres veces que sucedió Maggie, son lo mejor que me llevo de ese lugar. De Faby, que pese a que todos tenemos una careta para enfrentar la vida, siempre hay algo más profundo acechando, sigiloso. Que la vida puede ser más apasionante de lo que parece, eso es algo en lo que siempre he creído, así que fue increíble verlo en la piel de otra persona. De Edna, que uno nunca deja de ser peque, bromista y sensible, y que la “ingenuidad” tiende a ser le modo más “sexy” de proyectarse en la vida. De Ale, que la vida son muchas vidas, y cada una tiene un sentido igual de apasionado, se puede ser uno mismo dentro de muchos mundos. De Oscar, que cada cual tiene sus sueños, y que aunque estos parezcan recelosos o ajenos, son más seguros porque saben su camino. De Pau, que no importan las diferencias, uno siempre es más valioso que el resto cuando desarrolla la capacidad de ser humilde, se es humilde desde la diferencia. De Adriana, que una risa siempre se escapa dentro de las caretas, tan inaccesibles como atractivas. De Chío, que no hay que ser como los demás para sentirse aceptada, se es especial cuando se es única, ella es única. De David, que la amistad existe, que es muy chingón, mucho, ser hombre y tener un brother de verdad. De Eric, que eventualmente uno consigue lo que busca, y que el resultado, a veces, es mucho más importante para algunos.

¿Por qué hacer este recuento?, porque hoy fue mi último día de trabajo en este lugar. Y agradezco a todos y a la vida que, gracias a ustedes, volví a ser yo. Es lindo abrir los ojos y sonreir. Hoy, como dice en alguna parte el cuento de “El Principito”, me siento un poco “domesticado”, y eso irremediablemente, me trae una especie de melancolía al pecho. Pero el trigo tiene un color peculiar. ¡Gracias por eso!

“¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

Injuries


By Jesus Diaz

“What are we?” I asked.

The girl in front of me thought a few seconds, her eyes were lost in falling leaves of trees due to the autumnal wind of Buenos Aires, and she told me: “I don’t know”.

Two hours earlier, we had made love.

Everything was unexpected. I had broken up with her two years earlier (I have tried to forget why, I just remember the feeling after her departure).

She was like a ghost. I grew old and she made me older. Not only it was the pain of her departure, was to rebuild my live without her.

I hid. I did not want to know about her, but her search was as a beat that was becoming stronger.

Her heart hit to my heart at Corrientes Street. She went to see a play and I to buy a book.

She walked slowly, as always. Her hair looked different, but her figure was the same (thin, long legs and shoulders back). Suddenly, she turned to me.

Time stopped.

The talk was unique, she was different, I was different, but we both knew that our search was over.

The hotels in the Corrientes’ area are not the best for lovers, serious lovers I mean, but it was the perfect place for two orphan souls.

I was shaking, and she knew it, especially when her trembling hand touched mine. What were we doing?

Her brown eyes became hazel, like honey, while my clumsy hands were unbuttoning her blouse. She looked like before but I could not recognize her, perhaps because with time her face became blurred.

I’ve tried to remember one word, a phrase used by both, but there was nothing. I just remember her hands swimming like fishes on my back, sometimes stormy, sometimes trembling.

And I kissed her. I kissed her like never before. And I explored every nook unknown, forbidden by my memories. And then she opened to me like the first glimpse of the dawn. We became one only person. One warm and pasional person.

I was not me.

Maybe it was my imagination, but I felt the wind grew stronger, hitting the fragile windows of the room. Hitting my fragile consciousness.

And happened. I began to feel a crying within me, a rain inside while I lost in her scent and I tasted her sweetness. It’s was the time, and I know it.

“Caresses can be painful?” I thought.

And I clung to her at the last moment, when our breathing faltered and some sounds pointless saying "I love you".

After that, everything was silence. My hands clung to her wet body, because I did not want to know about time.

Something was wrong. Obviously some people was in our bodies and souls, and with each kiss on our skin, they changed everything. Those injuries hurt us today. We are two strangers and we know it.

At what point I lost contact with her soul?, When she decided not to call? When she preferred not to think about the places that we renamed?

- “You don’t know?” I ask her finally.

- “You know?” She retorted me.

I nodded: “We are ghosts”.

It’s said that ghosts remain among the living because they don’t accept their departure. I accepted hers that evening, while I saw her lost in fog.

Nous sommes fous

Mi pecho siente una opresión, pero no, no es tan mala, simplemente son pequeños síntomas de sentirse vivo; la vida es así, tan dulce como agria. Siempre he considerado un milagro nuestro encuentro, el choque de nuestras almas, nuestros miedos, nuestras necesidades, el encuentro de dos seres cuyo rostro ha sido cause de lágrimas muy particulares, esas que van acompañadas de amor -a veces escondido-, de pérdida, soledad y pasiones.
Ayer, mientras leía las cartas de tus padres, encontré incidentalmente mucho de nuestra historia, ahí estaba escondida en frases escritas por tu madre como "viva la vida", en su encuentro con un cuadro de Frida y su sorpresa por citas de Herman Hesse (te dije que en la prepa era mi autor favorito). También en lo que escribía tu padre, al hablar de su cotidianidad tan extraordinaria, de su amor hacia tu madre, a las palabras que ella pronunciaba, a ese espacio que transformaba con miradas y caricias trémulas.
Me vi en ellos y te vi en cada linea, entonces entendí por qué tu alma me cautivó cuando te conocí, comprendí "esas cosas" tan maravillosas que, me han dicho, hace Dios (¿cómo podría explicar que existan tantas y tantas coincidencias entre nuestras maneras de pensar y vivir?)
Sé lo especial que es esa libreta y ahora me advierto entre sus líneas, con tu puño y letra, y te agradezco eso; es extraño, porque es un honor que creo nos merecemos (lo mismo sentí yo cuando me ayudaste a poner el árbol de Navidad y saqué el trenecito de mi papá, me encantó compartir contigo esa ausencia).
Ay niña, creo que estoy melancólico porque los causes empiezan a aflorar, pero es que ya ha sido tan largo el camino hasta aquí, que mi alma lo resiente. y me rebelo sabes, porque no quiero pensar en el tiempo, ese que se llevó a nuestros padres dejándolos en "palabras". Ayer pensaba en eso, en lo que significa morir y en la necesidad creciente de seguir dando pasos aun cuando no haya más camino. Soy un necio quizá. Te Amo.

Merci, la Vie!

¿Qué si soy alguien maduro? No, no lo soy (este fin quiero comprarme el nuevo aparatito de X-box)… ¿Qué si soy un chavito? No, tampoco (he tenido suficientes experiencias como para negarlas y hacerme más peque). ¿Qué soy entonces?

Una persona agradecida.

La última década me dejó de todo (estoy convencido que he vivido lo que pocas personas y me siento satisfecho por ello), y es curioso porque este ciclo que inició con la pérdida y concluye –casi por obviedad- con otra pérdida, está, a la vez, lleno de ganancias. Para mí hubo de todo: amor, pasión, viajes, pláticas, caricias, inicios… lo bueno... y lo malo: padecí la muerte de mi padre y mi propia enfermedad (prematura de hecho), desamor, desempleo… y superé prácticamente todo ello.

Mi pasión (mezclada muchas veces con mi profesión) me brindó muchas bendiciones, recuerdo ahora mis nervios cuando hablé con José Saramago en la Facultad de Derecho o al charlar con Sam Mendes. O mi cara de asombro al escuchar la definición de “espectador” de voz de M. Night Shyamalan. Las confesiones de un Kennedy a mis preguntas sobre Cuba y su propio sistema de salud. La comida en un restaurante italiano en pleno Buenos Aires con los chicos de Café Tacvba (la mejor banda de México), ensimismados, con miradas casi como si extrañaran la zona de Satélite (casa). O esa llamada a casa, a las 3 de la madrugada, de Bryan, vocalista de los Back Street Boys, desde un país lejano de Asia (en un phoner pactado para que me hablara de la próxima visita de la banda a México).

"La historia de mi vida"

“¿Qué será esa enfemedad?”, me dijo Lauri Ylönen, líder de The Rasmus, minutos antes de que la directora del Auditorio Nacional le anunciara la cancelación del concierto debido a la influenza. Estábamos los dos, solos, sentados en un recinto vacío con no más de diez técnicos-fantasmas caminando a nuestro alrededor. Recuerdo su rostro, su miedo. Cuando salí había cientos de chavas que reclamaban en la entrada principal, todo México estaba de cabeza, y pensé. “Acabo de estar adentro, sólo éramos él y yo. El mundo sigue girando, pero yo lo vi, nadie te lo contó”. Esa fue, afortunadamente, la historia de mi vida todos estos años.

La muerte fue, obviamente, el impacto más fuerte, la pérdida de mi padre de manera tan repentina y el suicidio de un compañero en mi primer trabajo fueron mis contactos más directos. Sufrí mucho por mi padre, hoy mismo lo extraño con toda mi alma, pero no estuve sólo en ese camino. Mi familia y las personas que he amado no me soltaron, mucho menos cuando yo mismo no tenía fuerzas para seguir. Ahí, entre ese dolor, encontré lo bello del mundo, me aferré a eso. Comencé como periodista cultural y eso me sensibilizó mucho. No puedo negar que encontré mi manera –muy personal- de ver a Dios.

"Como esos 20 pesos"

Recuerdo que renuncié a mi primer trabajo y días después encontré 20 pesos en un parque, me agradó esa casualidad, sobre todo porque mi situación no era la mejor y ese dinero era una ayuda. En esa época hice mis pruebas para entrar a Reforma, que considero –bueno, no sólo yo- que es el mejor diario de mi país. Entré meses después y, al tiempo, estaba viajando y hospedándome en un bello hotel en el área de Beverly Hills. Me encantan esos junkets (viajes en los que entrevistas a famosos sobre una nueva película o serie), suelo ocupar un día para conocer, comprar y todo lo que puedo de una noche para relajarme y disfrutar los lujos de esos hoteles. Mientras estaba en la tina de hidromasaje pensaba en lo que significa tener una vida rentada, saben, porque en realidad pocas veces puedes costearte esos lujos y sentirte tan tranquilo jajaja, pero también porque uno nunca sabe el alquiler que debe pagar para estar aquí. Todo es tan fortuito como esos 20 pesos, cosas que te encuentran y encuentras en la vida.

Este mes, por ejemplo, comencé a publicar una columna en una de las revistas de adolescentes más famosas de México, soy el cuarto hombre que lo hace en la historia de esa publicación y es raro porque abrirme de esa forma es un privilegio que llega, irónicamente, a destiempo, justo en el mes en que dejo más atrás mi adolescencia. En dos días se han sumado casi 60 seguidoras a mi nuevo Twitter y agradezco a Dios el milagro de seguirme sorprendiendo, de llegar con mis palabras a otros corazones, que latan con lo que escribo.

"Mercy"

En verdad, por ahora no me interesa ser más joven, aunque confieso que tampoco más grande, jajaja. Me siento en el punto exacto, en la punta del iceberg. Tengo tanto que agradecerle a Dios, a mi familia, amor, amigos, confidentes, maestros, editores, ex parejas, compañeros, doctores… a todo y a todos. ¡Gracias!

What the fuck was wrong with me?

Melancholy -1891- (up), Two women at the beach -1898- (down), Edvard Munch

She knew I was falling out of love from the melancholy in the air between us. Sitting on the sand looking at her down by the water, with her white skin bursting out of her bikini, I knew she knew it was over.

What the fuck was wrong with me? She was intelligent and sexy. I guess it was the band. I knew there was some heavy career time up ahead and I didn't want to feel tied down to one person. I could feel subtle ever that was. But instead of clarifying my feelings and saying something to Donna, I just started to be mean to her.

We weren't making love anymore, we were making sex, at least from my point of view. Going through the motions, Instead of talking about it, I just became cold.

It was starting. I was being drawn and quartered. I was making a choice between a beautiful, intuitive girl and our music, which had rescued me from my middle-class suburban background. Did I have to choose? I don't know.

You see, we never talked. In any event, the choice was made. The thrill was gone.


John Densmore (The Doors). Riders On the Storm


Poema 15


Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma,
Emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
Y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante,
y estás como quejándote, mariposa de arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio.
Claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Maneras de Vivir

viernes, 23 de julio de 2010 21:07 Publicado por Jesús Díaz 0 comentarios

Entrevista con el poeta español Francisco José Cruz
Publicada en el suplemento cultural Sábado, el 18 de septiembre de 2004

Por Jesús Díaz

El poeta español Francisco José Cruz se halla lejos de Sevilla donde nació en 1962; la brumosa ciudad de México lo acoge a él y a Maneras de Vivir (Trilce, 2004), su más reciente libro de poemas, acreedor al Primer Premio Renacimiento de Poesía.

En su literatura, el poeta retoma objetos cotidianos (animales, árboles o juguetes) y descifra con ellos la existencia propia del ser humano, que con el tiempo deja ser, en desventaja a la materia, que prevalece.

- ¿Por qué dar presencia a lo que no la tiene?

Precisamente porque ya no la tiene, a mí me inquieta como ser humano –no como poeta- que las cosas dejen de ser lo que son, que su presencia no sea eterna o siempre la misma. Me pongo en el sitio de esa ausencia de alguna manera para dar testimonio de esa pérdida y como una especie de prevención, porque a uno mismo también le va a suceder, va a dejar de ser lo que es.

- ¿Cómo es que en su poesía la esencia de un ser humano la pueda manifestar un objeto?, da la impresión de que los objetos hablan como seres humanos, ¿acaso el que lo crea deja un poco de sí mismo?

Efectivamente, lo que menos me importa es lo que piense un objeto, porque realmente no piensan, pero al darle voz al objeto me pongo más en su sitio, lo que me ayuda, a modo de espejo, para entender la relación que uno tiene con ellos, y cómo ellos se pueden convertir en símbolos de tu propio mundo interior. Lo hago efectivamente para entender esa especie de perplejidad que provoca la metamorfosis de ser y no ser, o de lo que uno es y después transforma en otra cosa.
A veces las cosas no desaparecen del todo, se desubican: el libro en el fondo es ponerme el sitio de esa desubicación, cuando dejan de tener una función porque el tiempo les obliga a dejarla y en lugar de desaparecer están ahí, perdidas, flotando aisladas, sin saber uno qué son, pero que materialmente existen; eso le da a las cosas una dimensión real que se puede extrapolar un poco a la humana, porque en la desorientación de las cosas uno puede encontrar su propia desorientación esencial.

- Parece prestarle la misma importancia al alma que a un cuerpo inerte, ¿por qué?

Al revés de lo que ocurre con lo que nos dice la tradición religiosa, de que el cuerpo desaparece en el hombre pero el alma se queda, en el reino material –el de las cosas- los objetos siguen ahí paradójicamente, pero desubicados, sin cumplir la función que cumplían. En el caso del poema "Lanza o remo" refiero a un objeto de una cultura precolombina del Perú, que ya con el paso de los siglos sigue ahí en forma de remo pero que también podría haber sido una lanza; no se sabe ya bien lo que es, los mismos arqueólogos no saben si cumplía la función de remo o lanza: el tiempo no lo aniquiló pero lo apartó de su cometido; ese paso es el que a mí me interesaba expresar porque creo que en el hombre ocurre esto también, más de lo que creemos, porque vamos dejando de ser lo que somos; a veces no nos reconocemos ni a nosotros mismos o los demás no nos reconocen y nos apartan.

- Precisamente en "Lanza o remo" usted dice: "Las cosas son siempre más reales que nosotros", podría explicárnoslo.

Los objetos perduran, tienen esa tenacidad al revés del ser humano; nosotros desaparecemos con extrema facilidad, las cosas dan la impresión que en lugar de morir del todo entrar en una especie de limbo al dejar de ser lo que son, pero como objeto te los puedes encontrar, entonces son más reales porque duran más.

- ¿Y qué ventaja tiene entonces ser hombre y no cosa?

No lo sé, el hombre claro tiene conciencia, las cosas dependen del hombre y son sólo un punto de apoyo para que se realice, pero sin que las cosas lo pretendan terminan siendo una referencia simbólica de la fugacidad del paso del tiempo, por lo frágil que somos; las cosas al ayudarte te dan la dimensión de la fragilidad que nos constituye como seres humanos.

- En su poema "Revisión", un feto en el vientre de su esposa y la muerte de su madre están representados; los dos, dice, "no están en el tiempo", ¿dónde cree que estén?

Tanto el hijo que no ha nacido, que está en el vientre de su madre, como mi madre que está en el vientre de la tumba son dos modos de no estar ya, uno que todavía no es y el otro que ha dejado de ser, entonces esa manera de la ausencia es lo que me hace sentir que no están en el tiempo.

- ¿Dónde están entonces?

Me imagino que en un proceso que yo llamo "destiempo", están en proceso de ser; me interesa dar esa idea el proceso que las cosas y los seres humanos van detectando en ellos mismos, entre lo que son y lo que no somos, esa especie de proceso entre lo real y lo irreal, entre la presencia y la ausencia; esos intersticios que desconciertan a todos son lo que yo quería indagar. Contrasté el hecho de que el hijo que está en el vientre y de que mi madre estando en el vientre de la tumba ya muerta son dos procesos contradictorios pero que deja a los dos fura de la realidad, sólo en procesos bioquímicos. Estas "realidades" podemos vislumbrarlas sólo gracias a un poema.

- ¿En el "destiempo" es en donde estaremos?

Es en donde estuvimos y en donde estaremos, pero no es una cosa rígida, es decir que incluso cuando nos morimos uno va teniendo procesos físicos hasta descomponerse del todo; somos más cuerpo de lo que nos creemos.

- En "La propia inexperiencia" menciona que los muertos se internan en sus propios vacios hasta llegar al sitio en donde el mundo aún no ha comenzado, ¿qué sitio es ese?

- Yo creo que probablemente en donde está el hijo que no ha nacido.

- Da la impresión de que éste es un proceso cíclico.

Claro, da la impresión, uno no escribe sabiendo las cosas, un poema expresa en el fondo una intuición, no un conocimiento probado, no podemos ir más allá, somos así de pobres. Si con la muerte se viaja hacia atrás se puede llegar al mismo punto de vacío en que está el ser que todavía no ha nacido. Esa "nada" probablemente sea lo mismo. Un poema es el punto de encuentro entre lo que no es y lo que es, me permite reunir esos dos procesos.

- ¿Se puede no ser, estando con vida?

Yo creo que no, yo lo desmiento en Revisión: "El Ser y no Ser jamás coincide y nunca se han tocado ni de lejos".

- En "Maneras de decir" un poeta parece vivir dentro de su grabación, ¿qué tanto deja de sí un poeta como usted en una grabación o en sus letras?

Si un poema está escrito con honestidad no sólo hay algo de uno en él, hay algo de todos; cada vez creo que los poemas los escribimos entre todos; a mí me ha tocado escribir de una manera y a otros de otra, pero es la misma tradición poética ya tan larga, es la que nos va guiando, uno solo no puede escribir lo que la humanidad puede sentir y necesitar.

- "Maneras de Biólogo" concluye diciendo que la muerte es la forma más sencilla en que siga la vida, ¿por qué cree usted esto?

Yo creo que el biólogo es la figura que nos puede enseñar que la vida y la muerte son un proceso natural, y que con esa naturalidad deberíamos asumirla, sin más alharacas, sin más invenciones de otra realidad. Nosotros, por temor a morir, nos inventamos un refugio de excusas permanentes, realidades alternativas, no estamos de acuerdo con nuestra condición. El biólogo casi atiende un poco eso.

- ¿Cómo cree que su poesía influya en el lector?

A mí me asombra y me agradece que haya lectores de mi poesía, porque ya hay enormes poetas y que alguien dedique su tiempo a un poema mío, me causa gran emoción. Nunca tengo la sensación de agradecerlo lo suficiente, los comentarios de los lectores me ayudan a entender mi propia escritura, yo pienso en el lector cuando escribo, porque a través de él puedo llegar a otro y ese otro puede llegar a mí, estableciendo una relación personal, espiritual, etc.

- ¿Lo considera como una responsabilidad o una charla?

Yo me tomo mi afición como una responsabilidad, porque antes que tú ha escrito tanta gente y te han ayudado tanto a ti mismo, que uno cuando se plantea a escribir, debe hacerlo con esa seriedad.

- ¿Qué opina de la poesía contemporánea?

Abarca muchas cosas, yo siento que necesita recuperar un sentido de artesanía que se está perdiendo: demasiados poetas escriben con excesiva facilidad sin tener en cuenta el conocimiento artesanal de las formas que los siglos nos han heredado. Habría que hacer un esfuerzo, usar los recursos que el lenguaje nos da al trabajarlo, como el carpintero puede trabajar un mueble, y por otro lado, que eso nos lleve a una dimensión más humana del poema y más comunicativa, sin claridad no hay profundidad.

- ¿Por qué?

Porque ya incluso en la comunicación diaria que tenemos entre todos nos cuesta trabajo entendernos, entonces si un poeta, cuando está manejando sensaciones más complejas y sutiles, utiliza recursos menos populares y no hace el esfuerzo de precisar lo que quiere decir, difícilmente nos vamos a entender.

- En su libro surgen algunas palabras centrales en forma y fondo, ¿podría contestarme lo que significan para usted?

Maneras de vivir
No podemos creernos que todo el mundo vive como nosotros y con ello no intentar que vivan, la realidad es plural y debemos asumirlo como lector, poeta y por supuesto humanamente.

Tiempo
No se sabe bien qué es, pero parece que sin él no seríamos nada. Borges decía esencialmente: "No comprendo cómo el tiempo pasa, yo que soy tiempo, sangre y agonía, yo que soy tiempo". Espacio-tiempo, cuerpo-tiempo, es indiscernible.

Materia
La otra cara de la misma perplejidad, la otra cara del tiempo.

Existencia
Más que pensar en ella pienso en la "inexistencia", cuando deje de ser, todo me va llevando a lo contrario, tal vez por el temor de que, tarde o temprano, uno llega a lo contrario, no siempre se está en el mismo sitio.

Muerte
Yo espero que la muerte sea el final en que no nos demos cuenta, una desaparición total. Uno teme más el paso a la muerte, que cuando uno estará muerto, y no temerá nada.

Dolor
Cuando escribo temo más a esas irrupciones inesperadas del dolor, que al paso pacífico del tiempo. Si uno muriera de viejo, por proceso natural, lo asumiría mejor, pero el caso es que a veces uno no se muere cuando el tiempo pasa, sino antes, cuando el tiempo lo quiere. Esas irrupciones de la vida son lo que más me desoriente y me duele.

Nostalgia
Todavía no tengo edad para eso, porque todavía uno tiene suficientes relaciones y el rigor humano para seguir llenándote en las cosas, tengo e todo caso rabia de que ciertas personas queridas hayan muerto, pero no tengo nostalgia.

- ¿Hay entonces una edad para la nostalgia?
No lo sé, yo encuentro demasiados poetas jóvenes que juegan a ser nostálgicos pero no se los creo.

- ¿Por qué?
Porque yo creo que sólo es una imitación cuando no son poetas maduros.

Dios
No me preocupa, he llegado a una edad en que creo que Dios es una excusa para conformarse ante lo irremediable de la muerte. A todo el que le sirva me parece bien, pero a mí no me preocupa. Incluso si lo hubiera a mí no me consolaría, seguiría exigiéndole por qué tengo que morirme, preferiría quedarme aquí.

En ese tenor, el Más Allá.
Aunque hubiera un Más Allá a mí no me consolaría, me quiero quedar.

Fantasmas
Lo que somos todos tarde o temprano, o incluso siempre. Siempre estamos en una especie de nebulosa que no acabamos de aclarar.

Ser humano
Lo que también somos, antes que poeta, carpintero; aunque lo olvidamos con frecuencia.

Genética
Algo que nos condiciona más de lo que parece, nos corrobora que somos más cuerpo que alma.

Amar
Una sensación necesaria que no debemos restringir a la relación sexual o de pareja, es un sentimiento esencial, se puede amar a las cosas, pero no de una manera tonta, sino en la medida en que tienen relación con los seres humanos: como un árbol, por ejemplo.

Poesía
La forma del lenguaje más humana, no más cotidiana; en el sentido de que nos ayuda a llegar a lo más hondo de nosotros mismos.

- Para concluir, ¿qué fue mejor, saberse como una mesa hecha de árbol antiguo, o un plato moldeado delicadamente a mano?

Es lo mismo, los dos son excusas para expresar esa transición, esa perplejidad de estar, y no estar.