Mostrando entradas con la etiqueta Buenos Aires. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Buenos Aires. Mostrar todas las entradas

Injuries


By Jesus Diaz

“What are we?” I asked.

The girl in front of me thought a few seconds, her eyes were lost in falling leaves of trees due to the autumnal wind of Buenos Aires, and she told me: “I don’t know”.

Two hours earlier, we had made love.

Everything was unexpected. I had broken up with her two years earlier (I have tried to forget why, I just remember the feeling after her departure).

She was like a ghost. I grew old and she made me older. Not only it was the pain of her departure, was to rebuild my live without her.

I hid. I did not want to know about her, but her search was as a beat that was becoming stronger.

Her heart hit to my heart at Corrientes Street. She went to see a play and I to buy a book.

She walked slowly, as always. Her hair looked different, but her figure was the same (thin, long legs and shoulders back). Suddenly, she turned to me.

Time stopped.

The talk was unique, she was different, I was different, but we both knew that our search was over.

The hotels in the Corrientes’ area are not the best for lovers, serious lovers I mean, but it was the perfect place for two orphan souls.

I was shaking, and she knew it, especially when her trembling hand touched mine. What were we doing?

Her brown eyes became hazel, like honey, while my clumsy hands were unbuttoning her blouse. She looked like before but I could not recognize her, perhaps because with time her face became blurred.

I’ve tried to remember one word, a phrase used by both, but there was nothing. I just remember her hands swimming like fishes on my back, sometimes stormy, sometimes trembling.

And I kissed her. I kissed her like never before. And I explored every nook unknown, forbidden by my memories. And then she opened to me like the first glimpse of the dawn. We became one only person. One warm and pasional person.

I was not me.

Maybe it was my imagination, but I felt the wind grew stronger, hitting the fragile windows of the room. Hitting my fragile consciousness.

And happened. I began to feel a crying within me, a rain inside while I lost in her scent and I tasted her sweetness. It’s was the time, and I know it.

“Caresses can be painful?” I thought.

And I clung to her at the last moment, when our breathing faltered and some sounds pointless saying "I love you".

After that, everything was silence. My hands clung to her wet body, because I did not want to know about time.

Something was wrong. Obviously some people was in our bodies and souls, and with each kiss on our skin, they changed everything. Those injuries hurt us today. We are two strangers and we know it.

At what point I lost contact with her soul?, When she decided not to call? When she preferred not to think about the places that we renamed?

- “You don’t know?” I ask her finally.

- “You know?” She retorted me.

I nodded: “We are ghosts”.

It’s said that ghosts remain among the living because they don’t accept their departure. I accepted hers that evening, while I saw her lost in fog.

Merci, la Vie!

¿Qué si soy alguien maduro? No, no lo soy (este fin quiero comprarme el nuevo aparatito de X-box)… ¿Qué si soy un chavito? No, tampoco (he tenido suficientes experiencias como para negarlas y hacerme más peque). ¿Qué soy entonces?

Una persona agradecida.

La última década me dejó de todo (estoy convencido que he vivido lo que pocas personas y me siento satisfecho por ello), y es curioso porque este ciclo que inició con la pérdida y concluye –casi por obviedad- con otra pérdida, está, a la vez, lleno de ganancias. Para mí hubo de todo: amor, pasión, viajes, pláticas, caricias, inicios… lo bueno... y lo malo: padecí la muerte de mi padre y mi propia enfermedad (prematura de hecho), desamor, desempleo… y superé prácticamente todo ello.

Mi pasión (mezclada muchas veces con mi profesión) me brindó muchas bendiciones, recuerdo ahora mis nervios cuando hablé con José Saramago en la Facultad de Derecho o al charlar con Sam Mendes. O mi cara de asombro al escuchar la definición de “espectador” de voz de M. Night Shyamalan. Las confesiones de un Kennedy a mis preguntas sobre Cuba y su propio sistema de salud. La comida en un restaurante italiano en pleno Buenos Aires con los chicos de Café Tacvba (la mejor banda de México), ensimismados, con miradas casi como si extrañaran la zona de Satélite (casa). O esa llamada a casa, a las 3 de la madrugada, de Bryan, vocalista de los Back Street Boys, desde un país lejano de Asia (en un phoner pactado para que me hablara de la próxima visita de la banda a México).

"La historia de mi vida"

“¿Qué será esa enfemedad?”, me dijo Lauri Ylönen, líder de The Rasmus, minutos antes de que la directora del Auditorio Nacional le anunciara la cancelación del concierto debido a la influenza. Estábamos los dos, solos, sentados en un recinto vacío con no más de diez técnicos-fantasmas caminando a nuestro alrededor. Recuerdo su rostro, su miedo. Cuando salí había cientos de chavas que reclamaban en la entrada principal, todo México estaba de cabeza, y pensé. “Acabo de estar adentro, sólo éramos él y yo. El mundo sigue girando, pero yo lo vi, nadie te lo contó”. Esa fue, afortunadamente, la historia de mi vida todos estos años.

La muerte fue, obviamente, el impacto más fuerte, la pérdida de mi padre de manera tan repentina y el suicidio de un compañero en mi primer trabajo fueron mis contactos más directos. Sufrí mucho por mi padre, hoy mismo lo extraño con toda mi alma, pero no estuve sólo en ese camino. Mi familia y las personas que he amado no me soltaron, mucho menos cuando yo mismo no tenía fuerzas para seguir. Ahí, entre ese dolor, encontré lo bello del mundo, me aferré a eso. Comencé como periodista cultural y eso me sensibilizó mucho. No puedo negar que encontré mi manera –muy personal- de ver a Dios.

"Como esos 20 pesos"

Recuerdo que renuncié a mi primer trabajo y días después encontré 20 pesos en un parque, me agradó esa casualidad, sobre todo porque mi situación no era la mejor y ese dinero era una ayuda. En esa época hice mis pruebas para entrar a Reforma, que considero –bueno, no sólo yo- que es el mejor diario de mi país. Entré meses después y, al tiempo, estaba viajando y hospedándome en un bello hotel en el área de Beverly Hills. Me encantan esos junkets (viajes en los que entrevistas a famosos sobre una nueva película o serie), suelo ocupar un día para conocer, comprar y todo lo que puedo de una noche para relajarme y disfrutar los lujos de esos hoteles. Mientras estaba en la tina de hidromasaje pensaba en lo que significa tener una vida rentada, saben, porque en realidad pocas veces puedes costearte esos lujos y sentirte tan tranquilo jajaja, pero también porque uno nunca sabe el alquiler que debe pagar para estar aquí. Todo es tan fortuito como esos 20 pesos, cosas que te encuentran y encuentras en la vida.

Este mes, por ejemplo, comencé a publicar una columna en una de las revistas de adolescentes más famosas de México, soy el cuarto hombre que lo hace en la historia de esa publicación y es raro porque abrirme de esa forma es un privilegio que llega, irónicamente, a destiempo, justo en el mes en que dejo más atrás mi adolescencia. En dos días se han sumado casi 60 seguidoras a mi nuevo Twitter y agradezco a Dios el milagro de seguirme sorprendiendo, de llegar con mis palabras a otros corazones, que latan con lo que escribo.

"Mercy"

En verdad, por ahora no me interesa ser más joven, aunque confieso que tampoco más grande, jajaja. Me siento en el punto exacto, en la punta del iceberg. Tengo tanto que agradecerle a Dios, a mi familia, amor, amigos, confidentes, maestros, editores, ex parejas, compañeros, doctores… a todo y a todos. ¡Gracias!