sábado, 27 de marzo de 2010 1:13 Publicado por Jesús Díaz 0 comentarios
Domestiqués

Ese olor a trigo... Me gusta dormir con ese olor a trigo

Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Fue entonces que apareció el zorro:

- Buen día - dijo el zorro.

- Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.

- Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano...

- Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito...

- Soy un zorro – dijo el zorro.

- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...

- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.

- Ah! perdón – dijo el principito.

Pero, después de reflexionar, agregó:

- Qué significa "domesticar" ?

- No eres de aquí – dijo el zorro –, qué buscas ?

- Busco a los hombres – dijo el principito. – Qué significa "domesticar" ?

- Los hombres – dijo el zorro – tienen fusiles y cazan. Es bien molesto ! También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas ?

- No – dijo el principito. – Busco amigos. Qué significa "domesticar" ?

- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."

- Crear lazos ?

- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...

- Comienzo a entender - dijo el principito. – Hay una flor... creo que me ha domesticado...

- Es posible – dijo el zorro. – En la Tierra se ven todo tipo de cosas...

- Oh! no es en la Tierra – dijo el principito.

El zorro pareció muy intrigado:

- En otro planeta ?

- Sí.

- Hay cazadores en aquel planeta ?

- No.

- Eso es interesante ! Y gallinas ?

- No.

- Nada es perfecto – suspiró el zorro.

Pero el zorro volvió a su idea:

- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira ! Ves, allá lejos, los campos de trigo ? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...

El zorro se calló y miró largamente al principito:

- Por favor... domestícame ! – dijo.

- Me parece bien – respondió el principito -, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

- Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame !

- Qué hay que hacer ? – dijo el principito.

- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente el principito regresó.

- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.

- Qué es un rito ? – dijo el principito.

- Es algo también demasiado olvidado – dijo el zorro. – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. Entonces el jueves es un día maravilloso ! Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:

- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.

- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.

- Claro – dijo el zorro.

- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.

- Claro – dijo el zorro.

- Entonces no ganas nada !

- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.

Luego agregó:

- Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.

El principito fue a ver nuevamente a las rosas:

- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.

Y las rosas estaban muy incómodas.

- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.

Y volvió con el zorro:

- Adiós – dijo...

- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.

- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.

- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.

- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo.



Le Rêve, Le Cauchemar

Son las 5:00 de la mañana, aún puedo escuchar los latidos de mi corazón y la bocanada…esa que siguió al breve sonido que me hizo despertar.
¡Qué raro sueño!
…Estaba en un lugar muy extraño, un mundo en el que las personas se cuidaban unos de otros. La mejor persona –eso es lo interesante- era la de los mejores falsos trucos.
Yo era uno de los trapecistas que se convertía a veces en payaso, y, en otras, en presentador de circo: la idea era dar vueltas, brincar más alto que cualquiera o hacer reír, pero, ¿para qué?
Tras hacerlo una y otra vez (yo nunca ganaba del todo), aún con la victoria el mundo comenzaba a tornarse grisáceo, otras veces rojo y amarillo. Mi rostro (bajo el maquillaje) se llenaba de tristeza, mi cuerpo (bajo el traje) se debilitaba y mi alma (Dios, mi alma) se desvanecía.
Esa imagen difusa de lo que soy me lastimó hasta el fondo, porque esos que me veían (los dueños del circo) no advertían lo que no me cabía, cómo con cada bocanada, con cada amanecer, con cada caricia, me sentía vivo…
Mi ventana está sucia, debería limpiarla. Hace frío (por la hora) pero no me importa.
¿De qué color es el cielo cuando amanece?, es anaranjado, y rojo, y amarillo... y esas las aves que vuelan dispares, ¿qué tamaño tienen?…
Ah, la vida...
Hace unas horas que dejé ese ese sueño, ese gran sueño que tornó en pesadilla. Y hoy estoy feliz, como en mucho tiempo, dentro de esta noche oscura, no me había sentido.
No importa, ahora lo sé, no importa si no se hace reír a la gente, uno está aquí por algo más trascendente.
Como esta lágrima que siento.
Y esa felicidad y tranquilidad que me permite ver cada detalle de ese cielo sin preocupaciones y pensar en todo lo que quiero sentir hoy. Lo que quiero leer, probar y tocar hoy.
Pienso en ti, bella trapecista, en la hora en la que llegarás a ese tu lugar, también pienso en ella, en su charla mientras se ahogaba en un mundo que no era el suyo, y en él, en esa mente brillante que merece más de lo que posee.
Todos despiertan, supongo, algunos tardan 10 años, otros 15, otros lo advierten hasta el último suspiro.
¿Cómo es ese último suspiro? El mío, afortunadamente, fue la bocanada que me dio un respiro más hacia una fría mañana…
…son las 6:00, aún puedo escuchar los latidos de mi corazón y la bocanada...
¿Tú?

lunes, 15 de febrero de 2010 21:30 Publicado por Jesús Díaz 0 comentarios
Bonjour étranger!

A veces me gusta pensar en las casualidades... o mejor aún, en que no hay casualidades.... En las miles de coincidencias que suceden antes de un encuentro, en ese segundo que te pone en un lugar, con una persona...
Este video va dedicado a "esa" casualidad que te invita a creer...
Alguna vez me comentaste que el primer libro que tomaste en tu nueva aventura fue "La Muerte de Ivan Illich" -ese que leímos en voz alta-... Alguna vez te comenté que bajé del metro y te vi, muy sonriente, en un anuncio publicitario... A ambos nos dolió esa "casualidad"...
Alguna vez nos topamos (chocamos) en una puerta, ¿recuerdas? (así nos conocimos)
Te dedico estos segundos.


Rayuela, capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.


lunes, 8 de febrero de 2010 18:48 Publicado por Jesús Díaz 0 comentarios
La médecine et de l'espoir

(Imagen. The Sick Child (1907). Edvard Munch)

¿Viene un gran medicamento que puede salvar muchas vidas (o son varios)?

Escuchaba hace unos días en un programa de radio de un nuevo invento de suma importancia en la medicina: se trata de un spray que podría ser aplicado a quienes sufren quemaduras instantes después de haberse producido, su composición haría que las consecuencias sean mínimas y evitaría la muerte (muchas de las muertes por quemaduras se dan a consecuencia de las heridas que además se infectan).
¿Sabían que el promedio de vida de la humanidad (toda la humanidad en su historia) es de 18 años? ¿Se han preguntado qué nos ha hecho vivir ahora hasta más de los 70 años?
Ahora mismo, mientras escribo y ustedes me leen, hay cientos de científicos aportando horas de su vida en algún descubrimiento, y, también hay que decirlo, cientos de miles de personas esperanzadas en esas investigaciones. Personas que ahora mismo lloran en busca de una esperanza, y otras tantas que la encontrarán, que pronto la encontrarán.
Hoy quiero dedicar unas palabras a esa bella disciplina que es la ciencia (en especial la médica) y a quienes fungen como médicos.
Evidentemente los médicos –contrario a lo que muchos parecen creer- no son semidioses, muchos de ellos ni siquiera tienen la mínima cultura general (en mi familia se suele pensar que los médicos son una especie de personas súper estudiadas en casi todos los ámbitos -todavía no sé por qué-, pero no es así). Sin embargo, he tenido la fortuna de conocer a muchos que dedican su vida para dar esperanza a otros (me incluyo entre esos “otros”).
¿Sabrán los médicos lo que significan para los pacientes que tienen enfrente?
Hay un bello cuento escrito por Jorge Luis Borges titulado “El Sur” (1944), no sé si lo han leído. Habla sobre un hombre, llamado Juan Dahlmann, secretario de una biblioteca municipal de Buenos Aires (linda profesión). Un día se golpea la cabeza y debe ser trasladado a una clínica, ahí pasa ocho días esperando la muerte.
El personaje entonces es descrito en un viaje, hacia “el sur”, un viaje épico que concluye en una riña, en la que muere en un duelo a manos de otro hombre. Para Dahlmann es más loable morir en plena lucha que en una clínica (si bien, en realidad muere en la clínica y todo es producto de su imaginación).
Las veces que he tenido la oportunidad de visitar un hospital me ha sugestionado la gente que espera y la que se halla dentro (en alguna habitación), pienso en las miles de conexiones que deben existir entre estas personas, las miles de súplicas, de esperanzas, de despedidas… es como si me encontrase en un campo de batalla, lleno de luchas y esperanzas.
En los velatorios es distinto, ahí sólo hay dolor, o tranquilidad, o ambas. Y muchas veces puedes sentir la paz.
Los nosocomios, en cambio, albergan tantas cosas que suelen ser incómodos. Hay tantos Dahlmann, tantos que preferirían acabar la lucha en un lugar lejano, tantos que la pierden…

“¿Tú no sabes cómo vas a morir, respeta la muerte de los demás?”, me dijo un día una persona cercana, cuando mi padre murió y la respiración no me alcanzaba. Y es cierto...
¿Alguna vez se han preguntado cómo han de morir? ¿en manos de quién han de depositar sus esperanzas?... ¿quién los rescatará de ese trance, quién les dará un minuto más?
Hubo gente que murió por una gripe que hoy puede ser curada con antibióticos, ¿acaso podremos vivir más con un invento que exista cuando seamos viejos y que hoy es imposible de imaginar?

Estoy tomando un curso gratuito on line de la universidad de Yale (se los recomiendo), es sobre psicología. Hay una parte en la que explican la función del cuerpo con respecto al cerebro y, más a fondo, al alma…
No cabe duda que en la literatura (y en la psicología) he encontrado confort a mi alma, hay momentos en que casi no me duele existir y saber que hay tanta belleza en el mundo que deberé dejar ir, hay momentos en que me resigno a eso que aún veo lejano.
… Pero ese cuerpo -cita el profesor de Yale- está infinitamente ligado a mi alma: cuando uno AMA, cuando ingiere alcohol, cuando extraña, cuando llora o tiene frio... cuando este cuerpo (que también soy) llora, cuando se siente mal, mi alma es muy pequeña para comprender tantas cosas. Ahí, para algunos Dios y la ciencia brinda esperanza, los invita a creer.
No hay una disciplina más esperanzadora para el hombre que la medicina (y la ciencia médica).
¿Habrá nacido el que invente la cura de enfermedades crónicas, o cáncer, o VIH…?

HAY QUE SEGUIR CREYENDO…


(A mi hermana, Dra. Jenny Díaz, a mi novia la Dra. América Villaseñor, al Dr. Haroldo Dies y la Dra. Gloria Noriega. A mi abuela Josefina Piña, quien recién perdió su lucha contra el cáncer)

Je t'aime

lunes, 25 de enero de 2010 18:18 Publicado por Jesús Díaz 0 comentarios


Te mostré nuestro vecindario, mis bares, mi escuela Te presenté a mis amigos, a mis padres. escuché tus textos, tus canciones, tus esperanzas, tus deseos, tu música. escuchaste la mía, mi italiano, mi alemán, y un poco de ruso. Te di un walkman, me diste una almohada, y un día, me besaste. Pasó el tiempo, voló el tiempo, y todo parecía muy sencillo, simple, libre, nuevo, único. Fuimos al cine, fuimos a bailar, fuimos de compras. Nos reímos, lloraste, nadamos, fumamos, nos afeitamos. De vez en cuando gritabas sin motivo alguno, o con motivo. Sí, en ocasiones con motivo. Te traje a la academia. Estudié para mis exámenes. Escuché tus canciones, tus esperanzas, tus deseos, tu música. Escuchaste la mía. estábamos tan cerca, tan cerca. Tan cerca. Fuimos al cine, nadamos, reímos. gritaste. En ocasiones con motivo y en ocasiones sin él. Pasó el tiempo, voló el tiempo. Te traje a la academia. Estudié para mis exámenes. Escuchaste mi italiano, alemán, ruso, francés. Estudié para mis examenes. Gritaste. En ocasiones con motivo. Pasó el tiempo sin motivo. Gritaste sin motivo. Estudié para mis exámenes. Mis exámenes. Mis exámenes. Pasó el tiempo. Gritaste. Gritaste. Gritaste. Fui al cine. Perdóname...

Je t'ai montré notre quartier, mes bars, mon école. Je t'ai présenté à mes amis, mes parents. J'ai écouté les textes que tu répétais.Tes chantes, tes espoirs, tes désirs, ta musique.Tu écoutais la mienne. Mon italien, mon allemand, mes bribes de russe. Je t'ai donné un walkman, tu m'as offert un oreiller. Et un jour, tu m'as embrassé.
Le temps passait, le temps filait. Et tout paraissait si facile, si simple, libre
Si nouveau et si unique. On allait au cinéma. On allait danser, faire des courses
On riait, tu pleurais. On nageait, on fumait, on se rasait. De temps à autre tu criais sans aucune raison. Ou avec raison parfois .Oui, avec raison parfois. Je t'accompagnais au conservatoire. Je révisais mes examens. J'écoutais tes exercices de chant. Tes espoirs, tes désirs, ta musique.Tu écoutais la mienne. Nous étions proches, si proches, toujours plus proches. Nous allions au cinéma, nous allions nager. Rions ensemble, tu criais. Avec une raison parfois, et parfois sans. Le temps passait, le temps filait. Je t'accompagnais au conservatoire. Je révisais mes examens. Tu m'écutais parler italien, allemand, russe, français. Je révisais mes examens. Tu criais, parfois avec raison
Le temps passait sans raison.Tu criais sans raison. Je révisais mes examens
Mes examens, mes examens, mes examens.Le temps passait.Tu criais, tu criais, tu criais. J'allais au cinéma. Pardonne-moi

Más que una plática...


Ayer tuve una cena muy interesante con una persona igual de interesante.
Siempre es bueno aprender de quienes tienen tatuada la piel con la misma tinta, y esta mujer, definitivamente, tiene bien tatuadas muchas de las cosas que comparto.
Me contó una anécdota estupenda que creo es bueno compartir: Ella fue una de las pocas personas que tuvieron la oportunidad de cubrir el atentado del 11 de septiembre en Nueva York justo cuando sucedió, de hecho, ella dijo a nivel nacional (en Estados Unidos) que temía que alguna torre cayera (algo que aún cuenta con la voz entrecortada y lamenta).
Compartimos experiencias, las mías obviamente se quedaron cortas junto a las de ella.
Me dijo que tras varios días de cubrir los atentados, aún sin poder hablar bien con su familia, se sentó exhausta. Reflexionó sobre las cientos de personas que murieron días atrás y en sus palabras, que le hicieron eco una y otra vez, por alguna razón que desconoce se sintió culpable.
Cansada, se dispuso a seguir con su cobertura, no sin antes decirle a un compañero periodista (muy conocido en Estados Unidos): "Y cuándo voy a poder llorar, carajo".
Él le respondió: "Si lloras serás un ser humano, pero hoy eres periodista".
¿Es que acaso uno se desprende de eso que es? ¿Es que acaso la gente advierte ese ser humano que está detrás del lente o la pluma?
No lo sé, pero ella continuó adelante con su cobertura... (Como dato curioso, el 11 de septiembre fue la primera vez que entré a una redacción, nada más y nada menos que como auxiliar en el área internacional de un diario nacional -no me pagaban, pero cómo aprendí justo en esa semana histórica-
Tengo mucho que aprender de ella, de verdad, le agradezco a Dios y al destino haberla conocido, tener a alguien así de frente en una noche especial, en una charla tan interesante...
Quedamos en repetir la experiencia en Estados Unidos... estoy seguro que así será (tal vez sea momento de tomar más en serio mi green card)

Destino...

¿Cómo pedirle al destino que no me quite esta sensación, que la retenga más tiempo en mi memoria?
Es cierto que uno necesita de las musas, pero encontrarse con una es algo que no esperaba.
No fue tanto esa belleza de su físico, sino eso otro que externó con cada movimiento de sus labios. En esa posición casi fetal en la que se postró, mientras se volcaba en una conversación que yo veía en cámara lenta.
El sentimiento que expresó como tema central en su charla fue atenuado con una mueca; un leve movimiento en su rostro, algo infantil.
Lo conozco bien. Lo sé bien porque yo mismo lo siento: comparto esa visión del mundo, comparto esa molestia por lo que debería ser.
Mientras habla, yo apenas me doy crédito de lo que dice, es como si hubiese buscado por mucho tiempo un alma que coincidiera con la mía y de pronto se presentará frente a mí. Así, natural, desnuda...
"Creíste que era algo común, que había musas, pero que equivocado estabas", me decía mientras la miraba.
De mi imagen, de cómo ella me veía, no puedo decir mucho, en realidad pensé poco en cómo lucía ante sus ojos, qué cara tenía mientras ella hablaba y me veía fijamente con la mirada clara, transparente...
Quizá, pensándolo bien, a esta hora ella ya no me recuerde, aunque, tal vez con un sentimiento cargado de esperanza sinsentido, pienso que no es así, al fin ella me lo dijo al final del encuentro:
"Fue un gusto charlar contigo... eres diferente".
Hasta ese momento, sólo hasta ese momento, recordé que yo era el entrevistador, que el contenido de la noticia fue algo orgánico y que quizá había roto un principio... ¿O acaso esta charla-entrevista le importará a todo el mundo?
A decir verdad no sé si eso tenga importancia ahora. Ella tiene razón: No es importa si es del medio, su familia lo es. Al final, su visión de la vida, para el mundo, es lo que menos importa...
Mañana quizá digan en mi redacción: “No te dijo nada, no hay nota, eres mal reportero”.
Y, efectivamente, no dijo nada que a alguien, a quien le interesa la vida privada de una familia conocida, pueda importarle.
Pero para mí dijo mucho, y ella lo sabe, yo lo sé, incluso lo sentí en el beso de despedida... había algo más que decir, pero era sólo una entrevista, ¿o no?
Diré que su familia, la de la musa, vivió un acontecimiento difícil producto de la delincuencia, y sé que ahí está la conexión, ¿dónde más?: a mí me pasó lo mismo.
Sin describir lo vivido, de pronto, de la nada, emitió una frase que yo he repetido muchas veces antes: "Me refugié en lo bello".
Yo hice lo propio: ella descifró artistas, yo los entrevisté.
"También hay una parte bella del mundo", añadió ella, y yo también, mucho antes de conocerla.
Existe una conexión humana idílica en mucho de lo que frecuento -quizá por ello nunca puedo sentirme plenamente feliz- y “hay tanto que se podría hacer para mejorar”, pensé, pensó, le dije, lo dijimos.
¿Eso hablará del vacío del alma? Supongo que sí, un poco, porque es claro necesitaba tanto conocerla en estos momentos, como ella expresarme cosas privadas que, de hecho, no son para publicar.
Me escribió su correo y su teléfono en un papel. ¿Las musas hacen eso? No lo sé, las entrevistadas sí, suelen hacerlo a menudo...