Cuando El País publicó una foto falsa de Hugo Chávez, uno de los diarios más críticos fue La Jornada, destacaban la pifia una y otra vez tanto en su página web, como en las redes sociales. El País se disculpó hasta el cansancio por ese error.
Hoy La Jornada publica una nota de portada basada en un "informante" de la policía capitalina quién asegura haber visto un artefacto en el edificio de Pemex. "una maleta que en su interior contenía un artefacto color negro con varios cilindros’.
La entrevista, pésima por cierto, pues no indaga más en las características del artefacto, da por hecho un supuesto atentado sin sustento. Asume, además, ideas de la forma más antiética que puede contener una nota de esa magnitud.
En una conferencia transmitida hace una hora en televisión abierta, el titular de la Procuraduría General de la República mostró fotos del "artefacto", una maleta negra idéntica a la descrita por el policía que al abrirla contenía cosméticos. Sí, puede uno ver al equipo antibombas abrirla en el lugar de los hechos y extraer de ellas cosméticos.
La Jornada no se retrae, no se disculpa.
Supongamos el gobierno miente en este hecho, supongamos que existe un encubrimiento y, cómo asegura Proceso en otra nota un poco menos antiperiodística, fueron los Zetas, ¿qué se gana con el testimonio de "un informante" y una nota hecha al "ahí se va"? ¿No se indaga más, no se investiga?
Esa prensa de izquierda, cada vez más radical, opinativa y con menos capacidad de investigación, no puede darse el lujo de ser tan patética como los periódicos oficialistas (Milenio, OEM...), pero lo hace. Sus teorías de conspiración suenan tan sin fundamento, no porque no pueda existir algo así, sino porque sólo opinan, sin bases, de hechos que son fácilmente rebatidos.
Una buena idea sería leer investigaciones de The Washington Post (periódico que derribó a un presidente estadounidense), de la BBC o ya, si se quiere ser más de izquierda, The Guardian.
Basta de chismes de pasillo, la gente puede opinar por opinar, es su derecho, también las redes sociales, pero el periodismo no se puede dar ese lujo, como escribió Alexis de Tocqueville hace 200 años: "No es posible tener verdaderos periódicos sin democracia, pero tampoco democracia sin periódicos".
Hoy La Jornada publica una nota de portada basada en un "informante" de la policía capitalina quién asegura haber visto un artefacto en el edificio de Pemex. "una maleta que en su interior contenía un artefacto color negro con varios cilindros’.
La entrevista, pésima por cierto, pues no indaga más en las características del artefacto, da por hecho un supuesto atentado sin sustento. Asume, además, ideas de la forma más antiética que puede contener una nota de esa magnitud.
En una conferencia transmitida hace una hora en televisión abierta, el titular de la Procuraduría General de la República mostró fotos del "artefacto", una maleta negra idéntica a la descrita por el policía que al abrirla contenía cosméticos. Sí, puede uno ver al equipo antibombas abrirla en el lugar de los hechos y extraer de ellas cosméticos.
La Jornada no se retrae, no se disculpa.
Supongamos el gobierno miente en este hecho, supongamos que existe un encubrimiento y, cómo asegura Proceso en otra nota un poco menos antiperiodística, fueron los Zetas, ¿qué se gana con el testimonio de "un informante" y una nota hecha al "ahí se va"? ¿No se indaga más, no se investiga?
Esa prensa de izquierda, cada vez más radical, opinativa y con menos capacidad de investigación, no puede darse el lujo de ser tan patética como los periódicos oficialistas (Milenio, OEM...), pero lo hace. Sus teorías de conspiración suenan tan sin fundamento, no porque no pueda existir algo así, sino porque sólo opinan, sin bases, de hechos que son fácilmente rebatidos.
Una buena idea sería leer investigaciones de The Washington Post (periódico que derribó a un presidente estadounidense), de la BBC o ya, si se quiere ser más de izquierda, The Guardian.
Basta de chismes de pasillo, la gente puede opinar por opinar, es su derecho, también las redes sociales, pero el periodismo no se puede dar ese lujo, como escribió Alexis de Tocqueville hace 200 años: "No es posible tener verdaderos periódicos sin democracia, pero tampoco democracia sin periódicos".