Interesante la opinión de Álvaro Cueva respecto a Jenni Rivera.
Estoy de acuerdo en casi todo: ¿quién era Jenni Rivera?, ¿qué representaba?
Aunque yo si creo que el hecho (su desaparición y muerte) ameritaba una cobertura importante -quizá no en el grado en que se dio-, pues cumplía con los requisitos esenciales para una noticia (actualidad, sorpresa, proximidad, interés social...)
Creo que un avión extraviado de cualquier figura importante hubiera tenido una cobertura similar, al menos diferente a otras muertes por razones, llamémosle más "naturales" de cientos de figuras.
Amigos y familia, hay que leer más y reflexionar sobre lo que vemos y ofrecemos en los medios; las dejo la columna:
Jenni Rivera y la tv (Milenio, Hey! 2012-12-12)
Voy a escribir del caso Jenni Rivera desde la perspectiva de la televisión porque lo que está pasando aquí es más delicado de lo que parece.
Como usted sabe, esta popular cantante de corte grupero y estrella del programa La voz… México, murió en un accidente aéreo y desde entonces no hemos parado de ver coberturas especiales.
¿Y? ¿Qué tiene eso de delicado? Que en este país, a nivel televisión abierta nacional, casi nunca se informa de nada.
Con Jenni, el mismísimo Joaquín López-Dóriga interrumpió la programación para salir al aire y dar la nota bajo el concepto “Última hora”.
¿A usted no se le hace medianamente sospechoso? ¿Por qué no se hacen cortes de última hora cuando hay terremotos, cuando hay estallidos sociales y sí cuando muere Jenni Rivera?
¿Sabe usted la cantidad de estrellas, de gigantescas figuras del espectáculo nacional e internacional, que han muerto en los últimos meses, en los últimos años? ¿Y cuándo la televisión les dedicó un espacio?
¿Por qué a esos figurones, muchos de ellos fundamentales en la historia de Televisa, apenas y se les hizo una mencioncita en dos o tres noticiarios y a Jenni, en cambio, se le hicieron cortes informativos y horas y horas de homenajes?
¿Es un asunto político? ¿Es porque la señora no murió como se dijo y hay amenazas o dobles intenciones atrás de esto? ¿Es por cuestiones comerciales, por preferencias personales o porque, de plano, alguien perdió la brújula y todos los medios lo siguieron?
Perdón pero yo sí creo que es una gran ofensa para miles y miles de víctimas de catástrofes naturales, de atropellos políticos y de manifestaciones de violencia que ellos no cuenten y que una cantante que ni siquiera nació en México, sí.
Además, no me cabe en la cabeza que ahora Jenni sea una santa, el talento del universo, la representación perfecta del drama que viven las mujeres latinas ni el ejemplo de historia de éxito que se está diciendo en todas partes.
Hasta donde yo me quedé, esta “diva” era más famosa por sus escándalos personales y por sus desplantes que por sus canciones. Ahora la comparan con Pedro Infante.
No, por favor, no podemos desinformar así a la gente. Le estamos haciendo un daño a la sociedad.
A lo mejor Jenni era muy linda, muy querida, muy chistosa y vendió todos los discos que quiso, pero ni remotamente se puede hablar de ella como se está haciendo.
Nomás se soltó la nota y en la mayoría de los programas se dejó de comentar, entre otros temas, el caso de los detenidos tras los disturbios del 1 de diciembre en la Ciudad de México. ¿Ahora entiende cuando le digo que esto es delicado?
Quiero pensar que ahora, cada vez que muera una luminaria, grupera o no grupera, México se va a paralizar como se paralizó el domingo pasado, que esto forma parte de un nuevo espíritu periodístico, de una reivindicación de la fuente de espectáculos que coincide con el cambio de sexenio.
Quiero pensar que esto es bueno y que, incluso, Televisa va a volver a hacer un programa de periodismo de espectáculos y que lo van a conducir Mara Patricia Castañeda, Aurora Valle, Martha Carrillo y La Chicuela porque, de lo contrario, ¡qué gran engaño!
¿Por qué le hablo de ese programa y de estas conductoras en específico? ¿Es porque tengo algo a favor o en contra de ellas?
No, es porque fue parte del megashow que vimos el domingo por la tele, incluyendo La voz… México, y en este negocio hay que ser congruentes.
Me sentí en Inglaterra cuando murió Lady Diana. Todo el mundo de negro, con el rostro desencajado, dedicando canciones, produciendo noticias, invirtiendo en especiales, generando enlaces, tirando la casa por la ventana.
Hasta las televisoras que eran ajenas a la señora se entregaron a la noticia. ¡Hasta los programas que competían contra los programas donde salía la cantante tocaron el tema! ¡Le hicieron publicidad al enemigo!
¿Era Jenni Rivera nuestra Lady Diana? ¿Ésta es la clase de personajes que mueven a nuestro país, lo que mueven a nuestra industria? ¿Así de retorcida está nuestra escala de valores?
Ojo, no estoy diciendo que la “diva” haya sido una mala persona, ni la estoy atacando como ser humano, ni me estoy burlando de ella como muchos periodistas, que ahora la aclaman, lo hicieron sistemáticamente mientras pudieron.
Estoy diciendo que esto es raro, sospechoso, y que este fenómeno no nació ni de Jenni ni de su familia, nació de los medios tradicionales y de los no tradicionales.
Hasta las redes sociales, tan críticas, tan revolucionarias, sucumbieron.
Esto es algo que habla de nosotros como industria, pero también como personas, como sociedad. ¿Y qué es lo que dice? ¿Y qué es lo que revela?
Estoy de acuerdo en casi todo: ¿quién era Jenni Rivera?, ¿qué representaba?
Aunque yo si creo que el hecho (su desaparición y muerte) ameritaba una cobertura importante -quizá no en el grado en que se dio-, pues cumplía con los requisitos esenciales para una noticia (actualidad, sorpresa, proximidad, interés social...)
Creo que un avión extraviado de cualquier figura importante hubiera tenido una cobertura similar, al menos diferente a otras muertes por razones, llamémosle más "naturales" de cientos de figuras.
Amigos y familia, hay que leer más y reflexionar sobre lo que vemos y ofrecemos en los medios; las dejo la columna:
Jenni Rivera y la tv (Milenio, Hey! 2012-12-12)
Voy a escribir del caso Jenni Rivera desde la perspectiva de la televisión porque lo que está pasando aquí es más delicado de lo que parece.
Como usted sabe, esta popular cantante de corte grupero y estrella del programa La voz… México, murió en un accidente aéreo y desde entonces no hemos parado de ver coberturas especiales.
¿Y? ¿Qué tiene eso de delicado? Que en este país, a nivel televisión abierta nacional, casi nunca se informa de nada.
Con Jenni, el mismísimo Joaquín López-Dóriga interrumpió la programación para salir al aire y dar la nota bajo el concepto “Última hora”.
¿A usted no se le hace medianamente sospechoso? ¿Por qué no se hacen cortes de última hora cuando hay terremotos, cuando hay estallidos sociales y sí cuando muere Jenni Rivera?
¿Sabe usted la cantidad de estrellas, de gigantescas figuras del espectáculo nacional e internacional, que han muerto en los últimos meses, en los últimos años? ¿Y cuándo la televisión les dedicó un espacio?
¿Por qué a esos figurones, muchos de ellos fundamentales en la historia de Televisa, apenas y se les hizo una mencioncita en dos o tres noticiarios y a Jenni, en cambio, se le hicieron cortes informativos y horas y horas de homenajes?
¿Es un asunto político? ¿Es porque la señora no murió como se dijo y hay amenazas o dobles intenciones atrás de esto? ¿Es por cuestiones comerciales, por preferencias personales o porque, de plano, alguien perdió la brújula y todos los medios lo siguieron?
Perdón pero yo sí creo que es una gran ofensa para miles y miles de víctimas de catástrofes naturales, de atropellos políticos y de manifestaciones de violencia que ellos no cuenten y que una cantante que ni siquiera nació en México, sí.
Además, no me cabe en la cabeza que ahora Jenni sea una santa, el talento del universo, la representación perfecta del drama que viven las mujeres latinas ni el ejemplo de historia de éxito que se está diciendo en todas partes.
Hasta donde yo me quedé, esta “diva” era más famosa por sus escándalos personales y por sus desplantes que por sus canciones. Ahora la comparan con Pedro Infante.
No, por favor, no podemos desinformar así a la gente. Le estamos haciendo un daño a la sociedad.
A lo mejor Jenni era muy linda, muy querida, muy chistosa y vendió todos los discos que quiso, pero ni remotamente se puede hablar de ella como se está haciendo.
Nomás se soltó la nota y en la mayoría de los programas se dejó de comentar, entre otros temas, el caso de los detenidos tras los disturbios del 1 de diciembre en la Ciudad de México. ¿Ahora entiende cuando le digo que esto es delicado?
Quiero pensar que ahora, cada vez que muera una luminaria, grupera o no grupera, México se va a paralizar como se paralizó el domingo pasado, que esto forma parte de un nuevo espíritu periodístico, de una reivindicación de la fuente de espectáculos que coincide con el cambio de sexenio.
Quiero pensar que esto es bueno y que, incluso, Televisa va a volver a hacer un programa de periodismo de espectáculos y que lo van a conducir Mara Patricia Castañeda, Aurora Valle, Martha Carrillo y La Chicuela porque, de lo contrario, ¡qué gran engaño!
¿Por qué le hablo de ese programa y de estas conductoras en específico? ¿Es porque tengo algo a favor o en contra de ellas?
No, es porque fue parte del megashow que vimos el domingo por la tele, incluyendo La voz… México, y en este negocio hay que ser congruentes.
Me sentí en Inglaterra cuando murió Lady Diana. Todo el mundo de negro, con el rostro desencajado, dedicando canciones, produciendo noticias, invirtiendo en especiales, generando enlaces, tirando la casa por la ventana.
Hasta las televisoras que eran ajenas a la señora se entregaron a la noticia. ¡Hasta los programas que competían contra los programas donde salía la cantante tocaron el tema! ¡Le hicieron publicidad al enemigo!
¿Era Jenni Rivera nuestra Lady Diana? ¿Ésta es la clase de personajes que mueven a nuestro país, lo que mueven a nuestra industria? ¿Así de retorcida está nuestra escala de valores?
Ojo, no estoy diciendo que la “diva” haya sido una mala persona, ni la estoy atacando como ser humano, ni me estoy burlando de ella como muchos periodistas, que ahora la aclaman, lo hicieron sistemáticamente mientras pudieron.
Estoy diciendo que esto es raro, sospechoso, y que este fenómeno no nació ni de Jenni ni de su familia, nació de los medios tradicionales y de los no tradicionales.
Hasta las redes sociales, tan críticas, tan revolucionarias, sucumbieron.
Esto es algo que habla de nosotros como industria, pero también como personas, como sociedad. ¿Y qué es lo que dice? ¿Y qué es lo que revela?